Esta carta empieza con instrucciones. No te quejes ni resoples, que te alteras muy rápido. Ahora lo entenderás todo. Quiero que vayas al salón de tu casa, ese que has decorado con fotos y muchos libros de colores, y que te encanta pero queda un poco cursi, reconocelo. Ponte enfrente de tu estantería, en el modulo izquierdo y en la tercera balda empezando por arriba hay un objeto muy especial ¿lo ves? Es ese reloj que te prestó Ana hace años para hacerle fotos y que nunca le devolviste (por cierto, ya va siendo hora ¿no?), ese reloj que desde que lo tienes nunca ha cambiado la posición de sus agujas, que no funciona, ni cuenta el tiempo. Quizá es una metáfora, ¿a qué no te lo habías planteado nunca? ¿No te has parado a pensar que el único tiempo contable es el que ya ha pasado? ¿Que no sabes cuando será tu último segundo de vida? ¿Que el futuro no es más que otro invento de tu especie? Seguro que ahora entenderás mucho mejor las siguientes instrucciones. Se que me harás caso, porque odias ser incoherente y al fin y al cabo está carta las has escrito tú en algún momento de tu vida.
La siguiente instrucción es tan sólo un consejo para que lo pongas en prácticas durante el resto de tu vida, que espero que dure muchos años, al menos hasta que puedas llevar el pelo blanco sin decoloración, que ya sé que te gusta la idea, pero detestas las peluquerías. De ahora en adelante, quiero que cambies el chip y que aprendas a valorar lo bueno por encima de lo malo. En serio, hazme caso y ganarás calidad de vida y sobretodo salud mental. Quedate con el humor de ese amiga tuya con la que te ríes sin parar, y deja de tener en cuenta lo sensiblona que es, quédate con el apoyo incondicional de esa otra, y olvida que es una marimandona, quédate con la paciencia y el cariño de aquella que siempre llega tarde aunque sabe que te cabrea mucho, quedate con la compresión, el respeto, el buen sexo y el amor de tu pareja y acepta que es un desastre con las tareas domesticas, quedate también con todo el cariño, la seguridad y la incondicionalidad de toda tu familia, aunque entendáis la vida de distintas maneras y nunca den su brazo a torcer. Quédate sólo con lo bueno, porque quedarse con lo malo sólo conduce al dolor, al propio y al ajeno.
Y por último, debes aprender una lección muy importante, cuando lo malo no se pueda obviar (porque seamos sincero, no siempre puedes, no eres budista) hablalo, no dejes que el silencio se instale en tus relaciones, el silencio es una cárcel que te acaba distanciando de los demás, hablalo aunque seas una pesada. Si todos aprendieramos a comunicarnos más y mejor, se evitarían muchas guerras, sobretodo con uno mismo, y ya sabes, parafraseando a Moran “el problema de luchar de uno mismo es que, aún cuando ganes, acabas perdiendo”.
PD: Y lee, siguen leyendo. Mucho. Siempre. Pero no te olvides de vivir.
Etruska 17.
Seguramente no leas esto después de dos años ya pero ¿Conseguiste lo que en esta carta escribes?
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