martes, 30 de diciembre de 2014

Texto de despedida.

Este año me he portado mal, pero qué os esperabais? No soy una puta super heroína. Son tantas cosas, el trabajo, poner la lavadora, hacer la compra, sacar la perro...¿Veis estas dos manos? Pues con estas.
No les doy dinero a los vagabundos para cafés que no me tomo ni yo, ni tampoco contribuyo en ninguna obra benéfica navideña, ni miento cuando mis amigas me enseñan los zapatos tan horribles que se han comprado. Soy un poco hija de puta y me excuso con la sinceridad. Sí. Pero ese es un placer que ningún banco me va a embargar, ni ningún gobierno de mierda me va a recortar.
Tampoco he apadrinado a ningún niño del tercer mundo, ni saludo a los vecinos por las mañanas.
Es cierto, tengo deudas, muchas, pero no promesas por cumplir. Ni tengo nada que perdonarme, y creo que nadie tiene que perdonarme nada tampoco.
Sigo sin ser otra que yo misma, qué os voy a contar, todos los años lo mismo, siendo un poco más mayor, con más libros leídos, más tonterías escuchadas y la boca más cerrada, por las verdades que me callo. No sé si en esto consistirá lo de madurar o en sacarse un master en hipocresía. En cualquier caso lo apunto para propósito para el 2015, que tengo retención de palabras y quiero adelgazar. No callarse ni una más. Justo antes de dejar fumar excusas, y después de emborracharse de mentiras. Como veis todo son vicios. En mi defensa diré que el 2014 tampoco me ha tratado muy bien, y eso desmotiva a una para hacer las cosas como tocan y llevar una vida libre de hábitos tóxicos y dañinos para la salud.  Puedo cambiar tiempo por trabajo, comodidades por independencia, pero no cambio mis cicatrices, así que me déjame llorar en paz y hacía dentro, que riegue mis heridas para que echen raíces y crezcan, y me den valor, para seguir sin tener que pararme a mirar atrás y recordar dónde están, que ya voy con prisas.

E_truska 14