Anda
ven y siéntate, he tenido el detalle de preparar café caliente
mientras te duchabas. Calla y déjame que te cuente, vamos a dejar las
cosas claras, evitemos confusiones desagradables. Me preocupas
relativamente, quiero decir; que hay otras cosas que me preocupan
infinitamente más, y lo peor es que en comparación contigo son
cosas insignificantes, cosas cómo que se me ha salido un hilillo del
jersey nuevo o mi pared se está desconchado, aunque no sé... todo
es relativo, eso nos han enseñado. Supongo que visto así tendría
que molestarte menos, si es que te molesta, ¿te molesta? No, mejor
no digas nada. Me preocupa más que el café me salga bueno, por
ejemplo, aunque a ti te deje probarme a sorbos pequeños, y tus manos
esporádicas se paseen por mis curvas. Aunque algunas veces me vista
más puta que elegante sólo para ver cómo te relames y creas que
puedas comprarme con esas sonrisas de etiqueta y etiquetadas para la
ocasión. Pero seamos realistas la vida está muy cara, incluso para
eso que llamamos amor a ratos, y yo voy a ser honesta, tus sonrisas
se han quedado obsoletas, ni me compran, ni te venden.
Ya
no quiero me llames los lunes para anestesiar la semana, ni que me
despiertes cuando tenga pesadillas, no quiero que soñemos juntos al
mismo ritmo, que para sueños ya tengo los míos. Ni que vengas a
cobrarte soledades de otras en mi cama. Vamos a evitar ahora que
estamos a tiempo que mis gemidos a tu lado se conviertan en bostezos.
Etruska