Que no quiero que me bajes la luna,
mejor súbeme las bolsas de la compra.
Ni que camines a mi lado por impulso,
sino por decisión.
Y las flores del chino, se las regalas
a tu puta madre, a mi cómeme el coño dentro de cualquier portal oscuro, de cualquier calle, de cualquier ciudad.
Y frotame la espalda con la manos
rasposas del trabajo, y los muslos con la polla. Y la boca con la
boca. Y el café por las mañanas, que no se te olvide.
Yo te
prometo, mi amor, que te soportaré, te sostendré, y haré lo
imposible.
Porque se puede.
Y que le den por culo
a Paris.
Al dinero.
Al quinto sin ascensor.
Al capullo del vecino.
A
los anuncios.
Que les den por culo.
PD: Compra tú el pan.